De la lectura ESTEVE, José Manuel. "La aventura de ser maestro":
¿Qué relación guarda el malestar docente con nuestra historia personal?
Ing. Jorge Gustavo Silva de la Cruz ( Cbtis 189 Matamoros, Tamaulipas)
Inicio comentando a partir de la lectura que al menos en mi situación, y creo que también, a riesgo de equivocarme, en los demás, el malestar del autor es compartido por muchos tal vez no en su totalidad pero si en su mayoría. Al igual que el autor pienso que en un inicio de clases puede haber altas dosis de ansiedad, porque ahí se puede medir nuestro temple de docentes, pero sin perder en ningún momento el control, y se puede denotar en forma efímera una imagen de seguridad, e ir corrigiendo errores reafirmando lo bueno, eliminar falsas apariencias que nos hagan sentir como Dioses, lo importante es dar un servicio, sin caer en el tedio diario y efectuando nuestras actividades docentes en forma digna .y esmerada.
Creo que es fantástico no tanto el poder transmitir un conocimiento y ejecutarlo en una demostración ya sea teórica o practica, también el hacer que el estudiante desarrolle por si mismo sus propios caminos hacia el conocimiento en su propia búsqueda aun y cuando solo sea la búsqueda de un solo día. Percibo en el autor que se puede aproximar la idea de ver la escuela como ese lugar mágico donde se puede aprender tanto y de tan buena forma, en compañía de gente que piense como tú, compartiendo no solo un espacio y materiales, también un sueño alcanzable día con día.
Entiendo en la lectura que tarea básica del docente es replantear las preguntas, las inquietudes, colocar al alumno en el proceso de búsqueda original en el que se elaboraron los conocimientos existentes, crearles la inquietud, descubrir el valor de lo que se va a aprender, recrear en sus mentes el escenario con el estado de curiosidad en el que se encontraron las respuestas a las incógnitas e hipótesis iníciales y trasladarlo y adaptarlo para que ellos lo retomen y le aporten algo que en conjunto sea difícil de olvidar, y para ello nuestra labor se reduce una sola pero no fácil tarea: hacerlos a pensar sin que esto se vuelva una carga pesada que en conjunto con las demás clases los debilite en lugar de fortalecerlos.
Cuando decimos que veces tenemos la fortuna de encontrar un profesor cuya palabra nos maravilla no solo con sus conocimientos, también con su forma de transmitirlos, de aportar por compartir y no por obligación de su profesión; decimos que hemos encontrado un amigo, (y quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro) y eso es una bendición divina, lo cual en cualquier otra atmosfera, hay que reconocer que es muy difícil que se de dicha situación. Por lo tanto, nuestro objetivo: ser maestros de una humanidad fértil y deseosa de ser enseñada, a través de las materias o sin ellas, recuperar y transmitir el sentido del saber, aunque acompañada del deber; y volver a lo sencillo desde la perspectiva del niño que no duda, no desconfía y que no teme.
Acerca de la identidad profesional, comparto la idea de que no todo el que enseña es un profesor, porque ciertamente que en la definición de profesor que hallamos en un diccionario jamás habla de las verdaderas actividades y situaciones que enfrenta y que lo distinguen como tal y es que aun y cuando alguien le dijera las cosas a las que se va a enfrentar dudo mucho que le pueda decir cómo solucionarlas, porque ese es un camino que solo él debe recorrer, camino arduo, difícil y si en verdad se reconoce como profesor , sabrá que es un camino sin vueltas y …sin retorno.
Difiero un poco con el autor relativo a que el enseñar es un acto de misericordia, creo que es más el trabajo de un héroe que actúa cuando debe, no cuando quiere, y que se debe ocultar lo necesario para no entorpecer el trabajo de los alumnos para que ganen en confianza que los fortalezca en enmiendas de mayor dificultad, pero con la tranquilidad y confianza de que sí llegan a necesitar de nosotros, ahí estaremos, no importa cómo, dónde o cuando.
La disciplina en palabras del autor es algo difícil de llevar a cabo y estoy de acuerdo, tal vez se puede ejercer la disciplina con gran tolerancia y también con el respaldo de un reglamento pero sin autoproclamarnos jueces o ejecutores, pues ante todo se debe recordar que en la vida todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.
Finalmente coincido con el autor en su forma de percibir la docencia como una labor no lucrativa de riqueza monetaria pero si, noble, que por sobre todas las cosas nos da una satisfacción que no fácilmente se obtiene en otras profesiones, por ejemplo dejar nuestra contribución a la vida a través de muchos de los alumnos
Saludos desde Tamaulipas
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